Poderes de pleitos para las ovejas

Indudablemente la globalización lo ha trastocado todo. Hoy podemos comprar una impresora 3D directamente de un proveedor chino mientras vamos en bus camino de Trebujena. Y eso no está mal.
Me encanta la sensación de aldea global. Contacto por Internet, como si yo fuera un número, ante algo que es para mí un número, a un precio y condiciones transparentes.
Ahora bien, cuando compro on-line, sé que algo de la experiencia VITAL y comercial  me pierdo. Como con cualquier otra elección de la vida, ya sea carne o pescado, ya ir a pie frente al coche, siempre hay algo que no he podido vivir y no volverá, cual universo paralelo, que discurre en otro plano, en el imaginario, para siempre.
Cuando soy cliente masa, sin NOMBRE, no tengo ante mí a un dependiente escuchando mis necesidades y al que, el día siguiente, puedo poner la cara colorada por haberme colocado algo que no necesitaba. Esto es lo que no nos da Internet ni, por ahora, el trámite on-line. No hay nada como el contacto directo. Por eso las empresas, el Eurogrupo, los gobiernos,… se dejan millones de euros todos los años en reuniones que siguen sin poder realizar en remoto.

Por eso, o tengo una gran instrucción (es decir, tengo muy claro lo que quiero) de qué voy a comprar o no compro con dispositivos. No sé de todo y el que me vende sabe, o debe saber, qué es lo que vende. Tiene, además, el  deber de ser honesto en su oferta al cliente. Esa honestidad a veces se regula y cuantifica. Un claro ejemplo es la directiva MIFID (ya en vigor la MIFID II) que establece cuando y cómo un banco puede captar fondos del público.

Ahora bien, ¿quién compraría una dentadura en Internet, o un diagnóstico médico? ¿Y un consejo emocional sobre un tema vital? Hay cosas que no deben hacerse como si fuéramos un número. Cuestiones muy importantes que deben ser adaptadas a nuestro caso. Son cosas gordas.

Pues bien, una de esas cosas que no son para dejarlas al modelo masa es LA CONFIANZA.

Y entro en un tema del que sí que se algo, LOS PODERES NOTARIALES. Un poder es una confianza. Es una especie de desdoblamiento de la personalidad, una vez otorgado, el apoderado puede hacer cosas que tendrán la misma validez que si las hiciera yo. No deja de ser (me perdonen los creyentes) una transubstanciación o, incluso, una posesión (no demoníaca) del sujeto, apoderado, que, pasa a operar como si se tratara de la mano del poderdante. Tan extraordinaria y singular es la figura  que no se permitió en Europa hasta después de la caída del impero romano.

Por eso me fastidia ver cómo se banalizan lo poderes. Cómo, alegremente,  se dejan hechos poderes generales que se olvidan. Suelo recomendar que se le ponga un plazo y que, para operaciones de especial importancia, se nombren varios apoderados mancomunadamente.

No obstante, este tipo de documentos, volviendo al fenómeno de contratación en masa, está generando una situación que no me gusta. Miles de poderes para pleitos son otorgados en el conjunto de las notarías españolas cada día. Son escrituras indispensables para intervenir en la buena parte de los procedimientos judiciales.  La inmensa mayoría de los mismos tienen un contenido amplísimo y confieren unas facultades exorbitantes a favor de los abogados y procuradores.

Esto suele figurar en los poderes que autorizo:

«Con carácter especial se les otorgan las facultades de renuncia, transacción, desistimiento, allanamiento, sometimiento a arbitraje y la realización de manifestaciones que puedan comportar sobreseimiento del proceso por satisfacción extraprocesal o carencia sobrevenida de objeto,  absolver posiciones en prueba de confesión judicial,  así como las de: …

– Percibir cantidades, indemnizatorias o no, y consignaciones resultantes de decisiones judiciales favorables a la parte poderdante, ya figuren en nombre de poderdante o de apoderado.»

Casi nada.

Queda bien claro que el apoderado puede renunciar cualquier derecho y percibir el dinerito que esté en el pleito.

Cuando ese poder se atribuye a una persona próxima, con la que se ha tenido contacto real, de reconocido prestigio, tiene sentido que se produzca la transubstanciación que antes comentaba, se funda en la CONFIANZA. El abogado de su calle, o de su pueblo, o amigo de toda la vida, o pariente,  no va, normalmente, a abusar de su poder. Seguramente se comportará como un profesional y le solicitará autorización especial para cada acto importante en un juicio.

Ahora bien,  esos miles de poderes que se otorgan en masa a favor de despachos de abogados que no tienen ningún contacto personal con el cliente. Que salen en televisión, en la radio,… y le dan un cauce fijo. Sepa que si les da un poder, es una confianza en que no harán, ni hoy ni en el futuro, nada que les perjudique, ni este asunto ni en cualquier otro. No olvide que el poder no caduca, a menos que Ud. expresamente lo revoque.

Pongamos que uno de la lista de apoderados de unos de esos, se revuelve, y decide perjudicar a su propio despacho (es raro, pero puede pasar). Una mañana renuncia a todas las acciones judiciales en su nombre. Puede hacerlo.

Imagine que el despacho tiene problemas económicos y decide usar el dinero que el Juzgado tiene a su favor para evitar la entrada en concurso y luego…. ya veremos. Puede hacerlo.

A lo mejor, el despacho, toma una decisión, en serie, para todos sus pleitos, que a Ud. no le gusta, pero la ejecuta porque actuar de una vez es mucho más barato que entrevistar individualmente a cada cliente. Puede hacerlo.

Pongamos que, dentro de la muchedumbre de clientes, no toma en consideración las instrucciones que Ud. le dio, de que suspendiera ciertas actuaciones o que continuara con otras, y, aún así, utiliza indebidamente el poder. Puede hacerlo.

Ud. se muere, o se pone malito, y no ha comentado (o nadie recuerda el pleito), el despacho se queda con todo, sin necesidad de informar. Puede hacerlo.

O quizás,  acabe usándose ese poder en un juicio que tiene lugar dentro de diez años, porque Ud. finalmente, no lo revocó y alguien, con mala intención o por mero despiste, lo aprovecha…

Los Notarios somos unos obsesos del futuro. Nos pasamos la vida pensando todo lo horrible que puede ocurrir. Ese futuro es muy florido (con muchas espinas). Como seres gregarios que somos, pensamos que si todo el mundo lo hace, está bien hecho. Pero,…piénselo, pone en marcha un mecanismo que puede ser diabólico.

Hasta otra

Autor: patricionotario

Notario en Alcalá de Henares

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