La devastadora crisis ha enviado al olvido muchas de las cosas que antes eran habituales en las notarías. Terminaciones de obras, hipotecas promotor, virguerías urbanizatorias son asuntos llamativos pero que casi hay que buscarlos en los libros para refrescar sus particularidades. Lo que se sigue haciendo es lo de siempre, testamentos y poderes.

Pero ¿qué es exactamente eso del poder y del apoderado? (que, para muchos, tiene reminiscencias taurinas). Pues bien, los juristas, en ese ánimo que tienen de inventarse cosas, crearon hace ya algunos años (siglo XVII) la posibilidad de que lo que uno contratase, no fuera para él (apoderado) sino para otra persona (poderdante), en su nombre.
Es como si al firmar algún documento se llevase la careta de otro individuo. Para que esto ocurra es preciso que haya una autorización previa a la que llamamos poder. Lo cierto es que suena a comic eso de “exhiba sus poderes”, pero no es para broma. Con relativa frecuencia se autorizan poderes “de ruina” también denominados “de camiseta” que son esos que contienen tantas facultades que podrían dejar al poderdante en ese estado de indumentaria, en camiseta. Y lo peor, a veces son guardados y olvidados hasta que, un día son utilizados de forma que no se pudo prever. Mención especial merecen los poderes a pleitos, que son lo que se dan a los representantes en juicio
Dice la maldición ibérica: “pleitos tengas y los ganes.
El primero que hice, como notario, fue por el lamentable asunto del Prestige en La Coruña. Había unos 500 pescadores en una sala y uno a uno fui preguntado (con mi insuficiente gallego) si sabían lo que era un poder. Confieso que la experiencia me enseñó mucho, además de jurarme que no volvería a concitar a tantas personas, hubo un señor mayor que me dio la respuesta: “es una confianza”. No es otra cosa, y tal como viene y va, y cada cual sabrá si la activa; o si quiere poner más controles o menos; o si quiere que dure tal tiempo o per secula seculorum. Tiene su riesgo, pero también es una solución extremadamente funcional que hace posible la maravilla de estar en dos sitios a la vez, como súperman en uno de sus capítulos.