Años de estudio en la carrera, en las oposiciones, másteres, libros y artículos de revista no llegan, en ocasiones, para darle a uno el entendimiento de las cosas, al cabo, más pedestres. Los Notarios nos dedicamos algo llamado «justicia preventiva» que consiste, dicho burdamente, en que lo que el Notario firme va a misa. Nadie dudará que el comprador, por medio de una escritura, es dueño porque ya el fedatario ha hecho un estudio exhaustivo previo de la titularidad, capacidad y demás circunstancias de la venta.
Y hete aquí que en esta ciudad, mi casa, no puedo dar ese servicio. Resulta que en los años 70 y posteriores se vulgarizó una forma de compraventa de solares «sui generis» cuyo único objeto era saltarse las prohibiciones que existían de fragmentar la tierra y así, semi-urbanizar como modo normal de acceso a la vivienda. Todo propietario podía, sin licencia municipal ni de la autoridad agraria, partir su terruño próximo a la suave playa y, manteniendo su registral condición de rústico, vender partes indivisas, es decir participaciones de la totalidad de la finca a diversos compradores. Además lo complementaban pactando de forma separada (o en la propia escritura) que cada propietario sólo utilizaría una parte de la copropiedad, donde hacía su vivienda o «daba el pase».
El resultado es de una grave inseguridad porque el comprador no es dueño de ninguna parte concreta, ni del suelo, ni de lo edificado, por más que habite en ella. Además cualquier codueño puede pedir que se venda el lote completo en pública subasta en cualquier momento y si alguno vende por separado su cuota, podrá cualquier otro adquirirlo por medio de lo que se denomina retracto.
Y ahí estamos, dando fe de una adquisición, que consta en protocolo, liquidado el impuesto, inscrita en el Registro, pero que no está muy claro de a qué da derecho.
Además, la Junta de Andalucía sacó en 2010 un Decreto que dice (a mi juicio sin competencia para dictar semejante norma) que para transmitir esas cuotas, es necesaria licencia del Ayuntamiento. Un desaguisado.
Así tenemos el patio, lleno de urbanizaciones ilegales, con dueños que no saben de qué lo son, y yo que a ver cómo le explico esto a un inversor extranjero. Un auténtico repelente en estos tiempos que corren…